25 Mas a la cuarta vigilia de la noche, Jesús vino a ellos andando sobre el mar.
26 Y los discípulos, viéndole andar sobre el mar, se turbaron, diciendo: !!Un fantasma! Y dieron voces de miedo.
27 Pero en seguida Jesús les habló, diciendo: !!Tened ánimo; yo soy, no temáis!
28 Entonces le respondió Pedro, y dijo: Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas.
29 Y él dijo: Ven. Y descendiendo Pedro de la barca, andaba sobre las aguas para ir a Jesús.
30 Pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo; y comenzando a hundirse, dio voces, diciendo: ¡Señor, sálvame!
31 Al momento Jesús, extendiendo la mano, asió de él, y le dijo: !!Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste?
32 Y cuando ellos subieron en la barca, se calmó el viento.
Mateo 14:22-32
Almenos a mí siempre me enseñaron este pasaje de la Biblia como un milagro más que Jesús hizo.
Pero hablé con mi papá hace pocos días y él me mostró que en este pasaje hay una enseñanza y un mensaje mucho más profundo.
Me gustaría compartirlo con ustedes.
Nadie dijo que la vida sería fácil, de hecho casi siempre hay un problema que por pequeño que sea puede ser para nosotros una tormenta.
Y es entonces cuándo pedimos que Dios nos ayude en nuestros problemas, que nos de fe o fuerza.
Dios escucha si sabemos pedir.
Dios es misericordioso y nos dará la salida aunque aveces nosotros pensemos que no es la adecuada para nostros... Dios lo sabe todo.
Entonces, quizá las cosas comienzan a irnos bien, todo va genial y tus problemas dejan de pesar.
Como seres humanos, usualmente olvidamos (hablo por lo menos de mi misma) mirar todo el tiempo a Dios y comenzamos a caminar solos.
Entonces nos sucede como a Pedro: cuando dejó de mirar a Jesús y puso su mira en la tormenta sintió miedo y comenzó a hundirse.
Eso nos sucede cuando olvidamos mirar en todo momento hacia nuestro Salvador, nos damos cuenta de la tormenta en la que andamos, nos da miedo y comenzamos a hundirnos.
Entonces podemos hacer lo que Pedro, mirar a Jesús nuevamente y pedir que nos salve.
Él lo hará.
Pero entonces nuestro deber debería ser procurar nunca quitar la vista de Dios y Jesús para caminar de su mano el resto de nuestras vidas.
Solos no podemos, es hora de aceptarlo.
Al caminar con Dios, estaremos más preocupados por cumplir su voluntad que por fijarnos en las tormentas que amenazan con nuestra felicidad.
No quiere decir que esas tormentas desaparezcan o que sea la última que vivirás... pero seguro que esa tormenta se calmarà y será mucho más fácil enfentarla si tenemos a Dios con nosotros.
Comentarios
Primero que todo, me alegro que tengan ese tiempo en familia para hablar de las cosas de Dios, es altamente alentador cuando las familias se comentan unas a otras la palabra, hermoso, Dios les bendiga grandemente.
Que decir del tema, ya lo has dicho muy bien, No hay que quitar la mirada en Cristo, no hay que tener distracción, hay que estar sujetos y confiados en Él. Él es nuestra paz perfecta y su voluntad siempre será nuestro bien, para Gloria de Dios.
Un tema hermoso, te dejo un gran abrazo, nos vemos
pierden el tiempo en la vanidad de la vida, pero tú aprovechas tu tiempo escribiendo reflexiones cristianas.
y aun más lees el contenido de otros bloger y bueno es mi oración que tus bellos padres tomen en cuenta el consejo sobre los padres que aparece en mi bloger. Digo esto porque, tú lo manifestaste en el comentario que dejaste.
Bendiciones y que Dios te siga dando sabiduría y gracia.
Hasta luego mi niña linda.