Ir al contenido principal

Afan...

"Por eso les digo: No se preocupen por su *vida, qué comerán o beberán; ni por su cuerpo, cómo se vestirán. ¿No tiene la vida más valor que la comida, y el cuerpo más que la ropa?"

Cómo miles de personas en México, mi familia no se libró de los estragos de la crisis económica.
No me había dado cuenta de cuánto estrés estaba reteniendo dentro por lo mismo.
No es la primera vez que atravezamos momentos difíciles, sólo que entonces era muy pequeña como para darme cuenta.
Ahora, que manejo en mi diario vivir un poco más de capital para gastos escolares, recreativos o necesarios, puedo sentir la preocupación de saber administrarlo correctamente.
Ese miedo de derrochar las cosas... esa sensación de impotencia.
Gracias a Dios por que Él siempre cumple sus promesas, nunca nos ha faltado ni nos faltará que vestir, dónde dormir o que comer.
No estamos en el hoyo ni mucho menos, pero las carencias comienzan a sentirse.
Esa presión.

Pero hoy, mi papá compartió con nosotros un testimonio sobre este mismo tema y... casualmente mencionó Mateo 6:25-34.

Y entonces me di cuenta de que el afanarme por el dìa de mañana y el de hoy y pasado, no solucionaría nada.

En la abundancia y en la carencia, Dios tiene el control de todas las cosas.
Nos cuida igual que siempre, nos ama igual que siempre.
Nunca nos dará la espalda.

No suena sencillo, y sé que tengo que trabajar en mi fe.
Pero confió en que Dios suplirá, nos ayudará y tengamos mucho o poco, tendremos algo más importante: felicidad.

Por que la felicidad no se basa en cuánto dinero tienes o qué tan próspero seas.
Ni nisiquiera Carlos Slim con sus millones y sus monopolios es feliz.
Por que lo declaró frente a la prensa: "No soy feliz".

La felicidad radica en pequeñas cosas que vivimos diariamente, todas dadas por la mano de Dios.
Teniéndolo a Él en nuestras vidas no tenemos porqué afanarnos, si lo tenemos a Él lo tenemos todo en esta vida, almenos todo lo que vale la pena.

26 Fíjense en las aves del cielo: no siembran ni cosechan ni almacenan en graneros; sin embargo, el Padre celestial las alimenta. ¿No valen ustedes mucho más que ellas?27 ¿Quién de ustedes, por mucho que se preocupe, puede añadir una sola hora al curso de su vida?[a]

28 »¿Y por qué se preocupan por la ropa? Observen cómo crecen los lirios del campo. No trabajan ni hilan;

29 sin embargo, les digo que ni siquiera Salomón, con todo su esplendor, se vestía como uno de ellos.

30 Si así viste Dios a la hierba que hoy está en el campo y mañana es arrojada al horno, ¿no hará mucho más por ustedes, gente de poca fe?

31 Así que no se preocupen diciendo: "¿Qué comeremos?" o "¿Qué beberemos?" o "¿Con qué nos vestiremos?"

32 Porque los *paganos andan tras todas estas cosas, y el Padre celestial sabe que ustedes las necesitan.

33 Más bien, busquen primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas.

34 Por lo tanto, no se angustien por el mañana, el cual tendrá sus propios afanes. Cada día tiene ya sus problemas.



Comentarios

Yo digo ¡Amén!

Gracias a Dios porque puedes ver las cosas así, Bananii. Es cierto, no es fácil pero tener la revelación de Dios de su amor y cuidado para con nosotros, es reconfortante. Al paso de los años, volteamos y podemos hacer el recuento de tantas bendiciones y de la realidad de sus palabras: "no te dejaré ni te desampararé".

Búsca al Señor en todo momento, todos los días, Bananii; confía en Él y Él hará.

"Lo más importante es que reconozcan a Dios como único rey, y que hagan lo que él les pide. Todo lo demás, él se los dará a su tiempo.

Pon tu vida en sus manos; confía plenamente en él, y él actuará en tu favor"
(Mateo 6:33 [BLS], Salmos 37:5 [BLS])

Que Dios te siga bendiciendo.
Noemi ha dicho que…
Muchas bendiciones, tenemos que atrevernos a confiar en Dios cada día, porque todo lo terrenal es efímero, pero nuestro Padre Celestial es eterno y es el dueño del oro y la plata, y nunca nos abandona. Te saludo de El Salvador, y te invito a que pases por mi blog www.creeenjesusyserassalvo.blogspot.com. Doy mi testimonio de sanidad divina para la Gloria de Dios. Bendiciones.

Entradas populares de este blog

Aquí estoy.

Pensé que podía malgastar mi vida sin consecuencia alguna, que podría hacer lo que me placiera sin necesidad de darte cuentas. ¿Cómo puedo ser tan malagradecida? Me alejé por el camino que me pareció correcto, quizá pensé que sería divertido, que sería fácil. Me dijiste que te escuchara, que me guiarías por sendas de paz pero seguí caminando sin mirar por dónde estaba pisando... Una a una me tragué las mentiras que me ofreció el mundo, voces y más voces, a mi parecer, muy sabias. Las escuché y canté su melodía. Un día me desperté en medio de un charco de asqueroso lodo. Tierra sucia, barro indeseable, polvo de lágrimas. Me quedé sentada durante unos instantes, me dije a mi misma que debía ser fuerte, que no tenía nada de malo, que todos estaba allí. Poco a poco las voces rompieron mi silencio y comenzaron a hablar de nuevo. Esta vez presté atención y las voces que me habían parecido tan sabias en realidad sonaban tan confundidas como la mía. Entonces caí en la c

Él perdona...

Ya está. Conocemos lo que hay que hacer para arrepentirnos de nuestros pecados. Sabemos que Dios nos perdona. ¿Lo sabemos? Pero... existen cosas en nuestro pasado que guardamos bajo llave muy, muy en lo profundo de nuestro corazón. No queremos que nadie lo sepa, es más, ni siquiera queremos recordarlo nosotros mismos. Pero es parte de lo que somos y es lo que nos trajo al lugar en donde estamos ahora, sea bueno o malo. Algo nos pesa, venimos arrastrando un algo desde muchas millas atrás. Es entonces cuando tienes que detenerte y revisar tu cofre de secretos. Algo allí no anda bien. Algo allí te detiene. ¿Por qué? Entonces quizá contra nuestra voluntad, recordamos ese algo que habíamos logrado ignorar por un rato y nos damos cuenta de lo mucho que nos pesa. Caemos en la cuenta de que nos está hiriendo el pasado y quizá dudamos si Dios podría perdonarnos eso. Pero no lo dudamos porque sea algo que haya que cuestionarse. Dios perdona. El lo prometió. El perdona a los que se a